LEER
Los editores acaban de lanzar una campaña para
fomentar la lectura. Hacen bien: al parecer, en este país sólo lee a diario un
18% de la población, mientras que todos los días se aceporran con la televisión
el 82%. Y casi la mitad de los españoles mayores de 18 años jamás leen nada. Me
pregunto sinceramente cómo se las arreglan para sobrevivir: sin los libros, la
existencia se me antoja mucho más gris y más mezquina.
Éste es un artículo apasionado. Una carta de
amor a la literatura. Las novelas son como los sueños de la Humanidad: ponen
palabras a lo que no tiene nombre, dan forma a ese rugiente magma que nos
habita. No hay ningún libro, ningún autor imprescindible. Si Shakespeare, si
Cervantes no hubieran existido, el devenir del mundo hubiera sido probablemente
idéntico. Pero los libros, en su conjunto, sí son imprescindibles. Si se les
impide soñar, las personas enloquecen: está comprobado.
De la misma manera, sin novelas, la Humanidad
sería mucho más triste y más enferma.
Hay algo sustancial que nos une a la narrativa.
Quizá sea, como dice Vargas Llosa, porque la novela pone un simulacro de orden
en nuestras azarosas y caóticas existencias; porque restaña, por tanto, la
herida del vivir, el mal oscuro. Pero no quiero ponerme trascendente: lo que sí
sé es que las novelas me han dado muchas vidas. He visitado cientos de mundos,
he sido dama victoriana, rey medieval y bucanero. He conocido el odio y el
amor, la aventura y el vértigo.
Todos tenemos un libro que
nos espera, de la misma manera que a todos nos aguarda un amor en algún
sitio: la cosa es descubrirlo. Los que no disfrutan con la lectura son aquellos
que no han encontrado aún ese libro, esa obra que les atraparía y les
dejaría temblorosos y exhaustos, como siempre dejan las grandes
pasiones. Lo siento por ellos.
Rosa Montero, El País.
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¡Feliz Día del Libro a toda la comunidad educativa!
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